Turquía bombardeó objetivos en Siria en respuesta a la muerte de cinco civiles turcos alcanzados por fuego lanzado desde el país árabe, y en la mañana cuatro atentados dejaron 34 muertos y unos 122 heridos.

«Nuestras Fuerzas Armadas, siguiendo las reglas de conflicto, han bombardeado objetivos en Siria, tras determinar mediante el radar desde donde dispararon», dijo un comunicado de la oficina del primer ministro turco, Recep Tayyip Erdogan.

 

El ataque de artillería turco coronó otra jornada de violencia en Siria que comenzó con un atentado con cuatro coches bomba que mató a más de 30 personas en la norteña Alepo, la mayor ciudad de siria y su capital comercial y cultural, en un barrio controlado por el Ejército sirio.

 

El incidente que desató el bombardeo ocurrió en la región de Akçakale, en el sureste de Turquía, cuando tres proyectiles de mortero cayeron en una aldea y causaron la muerte de cinco personas –cuatro niños y una mujer– y heridas a otras 13, según informaron medios de prensa turcos.

 

Al parecer, los proyectiles de mortero fueron disparados desde la ciudad siria de Tall al Abyad, en la que hay un puesto fronterizo que cayó en manos de insurgentes del grupo faccioso Ejército Libre de Siria hace unos diez días.

 

Desde entonces, los insurgentes, que quieren derrocar al presidente sirio, Bashar Al Assad, se enfrentan con las tropas del Ejército nacional por el control del puesto.

 

La secretaria de Estado norteamericano, Hillary Clinton, dijo que Estados Unidos estaba «indignado de que sirios hayan disparado a través de la frontera».

 

«Es una situación muy, muy peligrosa. Y todas las naciones responsables necesitan unirse para persuadir al régimen de Al Assad a adoptar un cese al fuego, deje de asaltar a su propio pueblo y empiece un proceso de transición política», agregó Clinton, citada por la cadena de noticias CNN.

 

El hecho provocó una reunión de emergencia a pedido de Turquía de los embajadores permanentes ante la OTAN en Bruselas, quienes en un comunicado condenaron el ataque sirio y llamaron a Damasco a poner fin a sus «actos agresivos», a las «flagrantes violaciones de la ley internacional».

 

La reunión se convocó sobre la base del artículo 4 de la Alianza. Este artículo estipula la obligación de consultas de los aliados cuando uno de ellos ve amenazada su seguridad o integridad territorial por una intervención externa.

 

Fuentes diplomáticas dijeron que en la reunión no se invocó el artículo 5, según el cual un ataque a uno de los aliados es un ataque a todos los estados miembro.

 

Turquía es el único miembro musulmán de la OTAN. También tras el ataque de miércoles, el premier turco, el canciller Ahmet Davutoglu y el jefe del ejército, Necdet Ozel, se reunieron en un gabinete de crisis para discutir la situación.

 

Asimismo, el canciller turco informó del ataque al secretario general de la OTAN, Anders Fogh Rasmussen, al secretario general de las Naciones Unidas, Ban Ki-moon, y con su enviado especial para Siria, Lakhdar Brahimi.

 

Desde en Nueva York, el secretario general de las Naciones Unidas invitó al gobierno de Damasco a «respetar plenamente la integridad territorial de los países vecinos» y a «poner fin a la violencia contra la población».

 

Los ataques desde suelo sirio hacia territorio turco nos son los primeros en los últimos días. El viernes pasado cayeron en Akcakale proyectiles lanzados desde el lado sirio de la frontera, aunque no causaron víctimas. También habían caído obuses en sueño turco a mediados de septiembre, y entonces resultaron heridas tres personas.

 

Se trata del incidente más grave entre Turquía y Siria desde junio pasado, cuando la defensa antiaérea siria derribó un avión de combate turco, provocando la muerte de sus dos pilotos.

 

Entonces, Turquía recurrió a la OTAN para debatir, en base al artículo 4.

 

Si bien Ankara y Damasco eran aliados, Turquía se volvió uno de los países más críticos del gobierno desde el inicio de las revueltas en Siria, en marzo de 2011, acusando a Al Assad de reprimir y matar a su propia gente y pidiendo su renuncia.

 

La revuelta causó al menos 25.000 muertes, mientras que otras 2,5 millones de personas necesitan ayuda humanitaria y más de 250.000 se refugiaron en los países vecinos, de acuerdo a las cifras de Naciones Unidas.

 

Ankara permitió a los rebeldes organizarse en territorio sirio y presionó en círculos diplomáticos para que se establezca una zona humanitaria protegida internacionalmente dentro de Siria.

 

Más de 82.000 refugiados sirios llegaron a Turquía en los últimos meses, con un coste para el Estado turco de más 300 millones de dólares hasta septiembre, según cifras del Gobierno de Ankara.

 

También este miércoles, la explosión de cuatro coches bomba en Alepo dejó al menos 34 muertos y 122 heridos, informó la agencia de noticias estatal siria SANA.

 

Más temprano, el grupo opositor Observatorio Sirio para los Derechos Humanos dijo que los muertos habían sido 40.

 

Tres de las explosiones se produjeron frente a un club de oficiales en el centro de Alepo y otro coche explotó cerca de la Cámara de Comercio local, según informó SANA.

 

Imágenes de la televisión y fotos publicadas por la agencia siria mostraban la destrucción en los edificios cercanos al ataque perpetrado en el centro de la urbe, que según fuentes oficiales «demuestra la desesperación de las bandas armadas ante el avance del Ejército».

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