El papa Francisco dispuso que la beatificación de Fray Mamerto Esquiú, tenga lugar en San Fernando del Valle de Catamarca, el 13 de marzo de 2021.
Esquiú nació el 11 de mayo de 1826 en la localidad de Piedra Blanca. Luego, se unió a la Orden de los Frailes Menores y fue nombrado obispo de Córdoba en 1880.
«Con enorme alegria comunicamos que en el día de ayer, 26 de agosto de 2020, la Oficina de Postulación General de Carta de la Secretaría de Estado del Vaticano, informó que el Papa Francisco ha concedido que la celebración del Rito de Beatificación del Venerable Siervo de Dios Fray Mamerto Esquiú, tenga lugar el día sábado 13 de marzo de 2021 en Catamarca, representando al Sumo Pontífice el Excmo. Cardenal Ángelo Becciu, Prefecto de la Congregación de las Causas de los Santos», comunicaron desde la Orden Franciscana.
Asistirá a la celebración como representante del papa Francisco, el cardenal Giovanni Angelo Becciu, prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos.
Fray Mamerto Esquiú, será beatificado gracias al reconocimiento de un milagro de la sanación de una niña tucumana que se le adjudicó a su intercesión.
¿Quién fue Fray Mamerto Esquiú?
Esquiú nació en Catamarca en 1836 y desde pequeño sufrió graves problemas de salud. A los cinco años, estando muy enfermo, vistió por primera vez un hábito franciscano: lo había confeccionado su madre quien prometió vestirlo siempre con él para que se curara.
Apenas cumplidos los 10 años, ya huérfano, ingresó al convento de San Francisco donde fue ordenado sacerdote el 18 de octubre de 1848. Entregó gran parte de su vida a la docencia; sólo quiso dedicarse a los demás y a vivir “desconocido e ignorado”.
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A fines de 1880 fue nombrado obispo de Córdoba, donde también daba misas en penales y hospitales y recibía en su casa a pobres y necesitados, entre quienes repartía su dinero. «Me gusta la soledad y una vida retirada; sin embargo, mientras tenga fuerzas me veréis siempre inquieto de una a otra parte, solícito del bien de todos», escribió en su diario Esquiú.
Murió el 10 de enero de 1883 en la posta catamarqueña “El Suncho”, un lugar “humilde, solitario, privado de todo recurso” como había sido su propia vida, escribió un diario de la época al dar cuenta de su deceso.
Pero probablemente el episodio más famoso de su vida fue el sermón de la Constitución. El 9 de julio de 1853, en un clima de tensión entre quienes proponían un Estado laico y quienes deseaban uno confesional, el religioso pidió concordia y unión para los argentinos, alcanzando trascendencia nacional.
“Obedeced, señores; sin sumisión no hay ley; sin ley no hay patria, no hay verdadera libertad: existen sólo pasiones, desorden, anarquía, disolución, guerra y males de que Dios libre eternamente a la República Argentina”, declamó.
En 2008, el corazón de Fray Mamerto Esquiú desapareció de una urna ubicada en el Convento de San Francisco, de Catamarca. A las pocas horas fue detenido un joven que declaró ante la Justicia haber tirado la reliquia a un cesto público de la capital provincial. Ya había sido robado en 1990 pero fue recuperado al poco tiempo.
Fuente La Unión Digital