La fe en Nuestra Virgen del Valle es una de las devociones más populares en todo el país y en el NOA en particular. La historia cuenta que, entre 1618 y 1620, una imagen de la Virgen apareció en una cueva, en medio de los cerros. La imagen fue trasladada a una estancia, primero, y a la Catedral de San Fernando del Valle, después. De todos estos lugares desapareció misteriosamente, para ser vista en “La Gruta” y volver a aparecer en la Catedral con abrojos y espinas, típicos del monte donde la vieron por primera vez. 

Ese sitio es, desde hace cuatro siglos, un lugar de peregrinación. En 1941 se construyó una gruta sobre una terraza a la cual se accedía por una empinada escalera e improvisadas rampas. 

Hoy una obra pretende poner en valor el sector para convertirlo en un templo a cielo abierto y un punto de jerarquía en el importante circuito de turismo religioso de la provincia. La intervención, actualmente en desarrollo, parte de un alto estado de deterioro provocado por el vandalismo y la falta de delimitación de los sectores de culto, invadido por usos comerciales y recreativos. 

Para corregir esta mixtura, se construyeron bloques comerciales para trasladar los puestos de venta al pórtico de ingreso. Estas obras fueron finalizadas, e incluyen baños públicos y estacionamientos. 

El proyecto del “Paseo Cultural y Religioso Virgen del Valle” se estructuró a través de tres secuencias. El recorrido se inicia con el Camino del Peregrino, con espacios que relatarán cronológicamente la historia de la Virgen durante estos 400 años, estos espacios son conocidos como “Centurias” (que serán realizadas en una última etapa). 

El camino culmina en la Plaza de la Virgen, un emplazamiento con la imagen de Nuestra Señora del Valle. El espacio cuenta con una gran explanada para misas y eventos religiosos multitudinarios. Nuevamente las formas y líneas orgánicas acompañan la arquitectura natural siguiendo el delineamiento de una imagen de la madre con el Hijo, ubicando el altar en el lugar donde está el Niño Jesús, y la plaza donde está la Virgen. El altar se orientó en dirección este-oeste, según el rito de la celebración en la Misa. A la derecha se abre la Vía del Rosario. La gruta en sí está planteada como una casa para la Virgen y sus fieles. 

A través de la via de la Humildad, llegamos al santuario “La Casa de La Virgen Maria” recibiéndonos allí las tres explanadas de oración, tendrán escalinatas y rampas, calculadas para resistir la permanencia de 450 personas sentadas en cada una de ellas, siempre observando desde cualquier punto el templo de La Gruta donde apareció nuestra Morena del Valle. La capilla de Adoración, que se emplaza en la planta baja de la última explanada, se inspiró en un modelo de casa que se construía en Tierra Santa y en las antiguas sinagogas. A este espacio se le suma un hall y una sala de conferencias con capacidad para 78 personas; secretaría, sacristía, sala de primeros auxilios, reuniones y depósito. 

El ingreso a la casa de la Virgen es la puerta de entrada al camino de preparación y oración hasta llegar a la gruta. Paralelo al camino de ingreso se ubican imágenes de cerámica que representan los 15 misterios del Rosario. Se disponen al pie de la montaña para generar áreas tranquilas de oración separadas de la circulación, equipadas con un banco continuo que sirve para que el peregrino contemple las escenas.

Fuente El Esquiú

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